Evangelio y palabra del día 13 marzo 2025

Lectura del libro de Ester

Ester 4, 17n. p-r. aa-bb. gg-hh

En aquellos días, la reina Ester, ante el mortal peligro que amenazaba a su pueblo, buscó refugio en el Señor y se postró en tierra con sus esclavas, desde la mañana hasta el atardecer. Entonces suplicó al Señor, diciendo:

«Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, ¡bendito seas! Protégeme, porque estoy sola y no tengo más defensor que tú, Señor, y voy a jugarme la vida.

Señor, yo sé, por los libros que nos dejaron nuestros padres, que tú siempre salvas a los que te son fieles. Ayúdame ahora a mí, porque no tengo a nadie más que a ti, Señor y Dios mío.

Ayúdame, Señor, pues estoy desamparada. Pon en mis labios palabras acertadas cuando esté en presencia del león y haz que yo le agrade, para que su corazón se vuelva en contra de nuestro enemigo, para ruina de éste y de sus cómplices.

Con tu poder, Señor, líbranos de nuestros enemigos. Convierte nuestro llanto en alegría y haz que nuestros sufrimientos nos obtengan la vida».

Lectura del santo evangelio según san Mateo

Mateo 7, 7-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre.

¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan.

Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas».

Oramos con valentía, porque cuando oramos normalmente tenemos una necesidad. Dios es un amigo, un amigo rico, que tiene pan, que tiene lo que necesitamos. Es como si Jesús dijera: “En la oración, sed intrusivos, no os canséis”. ¿De qué no cansarse? Preguntar. Pedid y se os dará. Porque es un trabajo, un trabajo que requiere fuerza de voluntad, requiere constancia, requiere determinación, sin vergüenza. ¿Por qué? Porque estoy llamando a la puerta de mi amigo. Dios es un amigo y con un amigo puedo hacer esto. Una oración constante e invasiva. (…) Y un amigo siempre da el bien, da más: yo le pido que me resuelva este problema, y ​​Él te lo resuelve y además te da el Espíritu Santo. Dar más Pensemos un momento: ¿cómo orar? ¿Como un loro? ¿Oro con la necesidad de mi corazón? ¿Lucho con Dios en oración para que me dé lo que necesito, si eso es correcto? Aprendamos de este pasaje del Evangelio cómo orar. (Homilía Santa Marta, 11 de octubre de 2018)